lunes, 9 de abril de 2012

Las noches de Semana Santa 2007

                             

Esta es una advertencia a las Autoridades Sanitarias: salir por la noche a partir de los 22 años puede matar. Pero no me malinterpreten, no hablo de la atmósferas cargadas de humo de porro, ni de cubatas infectos cuyo alcohol destilan unos chinos en la trastienda de la discoteca de una calle del sector de Marina, ni tan solo de enfermedades venéreas.

Ojalá hubiera riesgo de pillar unas simples ladillas, pero para eso habría que conseguir algo que resulta imposible: encontrar pareja de noche. No nos engañemos, si a los 22 todavía deambulamos por garitos de mala muerte a partir de las cinco de la madrugada es para encontrar pareja, eventual o permanente. El problema es que nuestras ciudades de madrugada son un imperio de los borrachos. A esas horas, quien aún anda por la vía pública ya no está saliendo de un restaurante o de los teatros, que evidentemente ya han cerrado quizá porque el espectáculo se representa gratis en la calle.

Yo mismo, hice un reportaje de investigación durante esta Semana Santa’07. Les resumiré lo que anoté en mi “terminador”: adolescentes ebrias/os, divorciados medicados por ahí tirados, taxistas piratas, camareras tremendas y operadas, vagos que vagan y divagan, porteros desgraciados y analfabetos y algún guiri becado que vino convencido que los mediterráneos somos alegres. Creedme: las salidas nocturnas se terminarán cuando nuestros amiguetes se empiecen a emparejar. Al principio te resistes y crees que podrás seguir saliendo sin ellos y entonces tienes que empezar a buscar nuevos amiguetes, pero amiguetes que solo valen para salir de noche, es decir borrachazos, macarras y gente de mal vivir como diría mi señor padre.

El convencimiento de que la noche ya no es para nuestro grupo llegó de repente, a traición. Un día estás en medio de la pista de la discoteca y miras a tu alrededor y te das cuenta de que eres una de las personas más mayores de la discoteca y te sientes como Michael Jackson en un orfanato… a parte de ser uno de los mayores cabe remarcar tu estado etílico y de soledad (falta de compañía femenina, en nuestro caso). Las mujeres mayores de 26 no es que sean invisibles porque nadie las mira, como suelen quejarse: son invisibles porque no salen. Y las mujeres menores de 26 años tiene demasiados quebraderos de cabeza para terminar con alguno de nosotros, ¡venga hombre! Así que, ya que estas vivencias no me sirven para convencerme de que debo quedarme en casa muchos sábados por la noche viendo a Santi Acosta en Dolce Vita, al menos que sirva de advertencia a la población desprevenida.

En fin, señores, yo les dejo que tengo que arreglarme. Esta noche salgo, mojo fijo.



la#11

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